El drama ecológico en el que se ha aventurado el planeta ha sido objeto durante mucho tiempo de una ignorancia sistemática. Este período ha acabado. Gracias a los medios de comunicación, hipersensibles a la repetición de los 'accidentes' ecológicos, la opinión internacional está cada vez más sensibilizada. Hoy en día todo el mundo habla de ecología: los políticos, las grandes industrias etc. Desafortunadamente, siempre en términos simples. Pues bien, las revueltas ecológicas del medio ambiente sólo son la parte visible de un mal más profundo y más considerable, relativo a las maneras de vivir y de ser en sociedad sobre este planeta.
La ecología ambiental debería pensarse como formando un bloque totalmente inseparable con la ecología social y la ecología mental. No se trata de unificar arbitrariamente, sino de hacer que se entrecrucen prácticas innovadoras de la recomposición de las subjetividades individuales y colectivas, en el seno de nuevos contextos técnico-científicos y de las nuevas coordenadas geopolíticas.
viernes, 26 de febrero de 2010
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